jueves, 15 de marzo de 2018

BEATRIZ BERNAD ESTEBAN

PREMIO MUJER DE JOTA 2018 POR ARAGÓN






Primavera de 2015, en la calle Concordia del distrito de Santa Isabel de Zaragoza, acabada la jornada escolar, un grupo de cinco niñas llega risueño a su destino, una escuela de jota. La profesora, Beatriz Bernad, les abre la puerta de cristal donde está rotulado un curioso logotipo definido por dos bes mayúsculas afrontadas, sus iniciales. No está exento de significados, la B invertida, que mira a la izquierda, bien podría representar el pasado y las esencias de la jota, mientras la B no revirada bien podría referirse a un futuro al que la jota debería orientarse también, en una armonía delicada pero factible, algo que la propia Beatriz ha procurado en dos ambiciosos y magníficos trabajos discográficos, “La Jota Ayer y Hoy” junto a Nacho del Río, y “Las Pilares”. Innovar, pero desde el conocimiento de las esencias puras.

Lécera, comarca del Campo de Belchite, a sesenta y un kilómetros de Zaragoza, treinta y seis años antes. Se incorpora al mundo una nueva lecerana que hoy podemos decir que en la jota es por derecho “La Lecerana”, Beatriz Bernad Esteban. Dotada de una voz que, además de bella, es una fuerza de la naturaleza, capaz de grandes alardes, de timbre excelente y dominio de los agudos, y con la que procura siempre, siguiendo a Jesús Gracia, comunicar “alma” a la jota cantada, Beatriz Bernad está ya considerada, pese a su joven edad, como una de las grandes cantadoras de todos los tiempos. Hubo quien muy pronto intuyó el privilegio de su garganta y captó su muy temprano sentido musical: Presentación, una vecina del pueblo, con la que Beatriz se arrancó a cantar y lo hacía con gusto pues “cantaba a todas horas”.

Con cuatro años ya era alumna de Pilar Sanz Baquero, la “Golondrina de Belchite”, población situada a trece kilómetros de Lécera, a donde su madre la llevaba todos los sábados. No sorprende que como infantil ya obtuviera varios premios en concursos: entre otros, un primero en la ONCE y un segundo en San Mateo de Gállego.

Un hito importante es el traslado de su familia a Zaragoza en 1986, que pasará a ser su residencia definitiva. Allí, en el cogollo principal de la jota, asistirá a las clases del muniesino Jesús Burriel, lo que marcaría el comienzo de su carrera, confirmada con la obtención en la categoría juvenil de muchos primeros premios, como por ejemplo: en 1992 en Belchite, en 1993 en el Certamen de Huesca, en 1994 en Tarazona, en 1995 en el Barrio de Movera de Zaragoza. 

Hasta entonces, sus profesores habían impulsado adecuadamente su trayectoria de cantadora, pero en torno a los catorce años se produce un hecho decisivo: habida cuenta de su gran potencial como cantadora, será admitida en la escuela de uno de los más grandes del siglo XX, Jesús Gracia Tenas, también de Lécera, y del que será la última alumna. Su docencia supondrá una diferencia cualitativa que moldeará todavía más a nuestra cantadora. Será un profesor muy exigente, pero  a la vez la tutelará como a una hija y le aportará pautas de vida, en tanto que para ella será su mentor. Jesús Gracia la aproximó de otra manera a la jota, infundiéndole una gran responsabilidad por la jota cantada y un respeto por las esencias y enseñanzas procedentes de los cantadores antiguos de finales del XIX y principios del XX. Le enseñó a “decir la jota”, es decir, a interiorizar el sentimiento que las letras expresan para luego recitarlas, pero no leyéndolas sino cantándolas. Y es que hay estupendas voces que dominan estilos pero que, por no llevar cabo el anterior proceso, no llegan a transmitir el sentimiento, quedando pobres o incluso faltas de “alma”. Beatriz recuerda con gran cariño a Jesús Gracia y siente mucho el vacío que dejó, pero esa melancolía la apacigua con la necesidad transmitida por el maestro de seguir siempre aprendiendo.

Sus éxitos en la jota cantada seguirán creciendo con una extensa lista de primeros premios: Sariñena, Belchite de nuevo, El Cachirulo, Tarazona, Mallén, La Codoñera, Alagón, La Muela y un largo etcétera; cuatro segundos premios en el Certamen Ordinario de Zaragoza, y otro segundo en el Demetrio Galán Bergua; para culminar finalmente con el Primer Premio del Certamen Oficial en 2002, con el que adquiere la categoría de profesional, en la que seguirá cosechando galardones, como los primeros premios de Tarazona, La Muela o Almudévar.

A partir de entonces, con el respaldo de los éxitos conseguidos y de la belleza, fuerza y calidad que impregnan su voz, inicia una fase de su vida caracterizada por la sucesión de trascendentes e innovadores trabajos discográficos, en los que intervendrá como coprotagonista, colaboradora y también protagonista, así como por su participación en una serie de cuidados y ambiciosos espectáculos, unos vinculados a los referidos discos, y otros independientes. Paralelamente a esta actividad de grabación y en los escenarios, desarrollará otra como profesora de jota, en la que también está muy volcada Beatriz Bernad. Desde 2013 enseña en un entorno que ella misma se ha creado a su gusto, una escuela propia en la ciudad de Zaragoza. Además, fiel al interés por los orígenes, ha formado parte de Somerondón, la Asociación Universitaria de Folklore Aragonés, que investiga y divulga la cultura tradicional aragonesa.

Su trabajo de 2005 a 2008 en los discolibros de la editorial Prames, "La Jota de Ayer y Hoy 1, 2 y 3", que a la importancia de las voces, la de Nacho del Río y la suya, une la autoridad de las firmas, Javier Barreiro y José Luis Melero entre otros, es un tributo a los cantadores antiguos y supone un gran esfuerzo de revitalización y dignificación de la jota desde su raíces, con el fin de no perder nunca de vista los orígenes.

Importantes son también las colaboraciones en otros trabajos discográficos, como "Batebancos" de su compañero Nacho del Río, "Flamenco diásporo" con la Orquesta Popular de la Magdalena, o la grabación de una Antología de la Jota para "El periódico de Aragón". Así mismo, ha participado en espectáculos de gran envergadura como la Gran Gala de la Jota de la Expo 2008, "Xotares", "Vida" o cada una de las representaciones vinculadas a "La Jota de Ayer y Hoy". Sin olvidar el cine, representando a la pureza de la jota en voz femenina en la película documental “Jota” del cineasta aragonés Carlos Saura, estrenada en septiembre de 2016.

No obstante, su proyecto discográfico más personal es también el más reciente, “Las Pilares”, presentado en octubre de 2015. En él rinde un homenaje a las antiguas cantadoras, como María Pilar de Las Heras y su profundamente admirada Pilar Gascón, pero es un objetivo que se amplia al reconocimiento de las mujeres en general, que injustamente también han sido preteridas por los hombres en la jota. Este trabajo es además un ejemplo de innovación, que incluye puesta al día de letras o arreglos musicales con empleo de instrumentos no habituales, en este caso el bombardino, el trombón, el laúd cubano y el acordeón ¿El objetivo de la innovación? Con acierto lo expresa el productor musical del disco, el argentino Alberto Gambino, cuando manifiesta que el propósito del disco es "quitarle polvo a la jota" y que "la gente vea que es una herramienta como cualquier otra" para expresar la situación actual. Puede afirmarse que Beatriz, que canta con la pureza de las voces históricas y está siendo llamada más de una vez La María Callas aragonesa, es en la actualidad uno de los rostros más visibles de los proyectos de innovación del entorno musical de la jota.

Queda evidenciado, pues, cómo la jota es el hilo conductor de la vida de Beatriz Bernad: se levanta cantándola por la alegría que vocalizarla le infunde; la reconforta en la tristeza; por ella conocerá a su esposo. Es, finalmente, su forma de vida; es trabajo y pasión simultáneamente, una pasión que, quizás, ya ha trasladado a su hija. La jota no sólo da sentido a su vida, es su vida misma. Por eso Beatriz Bernad Esteban es paradigma de la Mujer de Jota.
José Mª Prats Escriche


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