jueves, 27 de febrero de 2014

ESTHER VILLARROYA GARCÍA,...

PREMIO MUJER DE JOTA 2014
POR EL CENTRO ARAGONÉS


 
Semblanza biográfica de Esther Villarroya, "Mujer de Jota" 2014

Es una tarde de hace 16 años, en el Centro Aragonés del Puerto de Sagunto va a empezar el ensayo. Los alumnos de los cuadros, bastantes de ellos acompañados por la madre o el padre, han llegado o están a punto de hacerlo; en grupos, conversan y aguardan. En un momento dado, entra una joven, una adolescente con gafas que porta una guitarra; es como cualquiera de las que podrían verse en la entrada o la salida del instituto de enseñanza secundaria. Un socio reciente es prevenido por una persona allegada: “Fíjate en esa chica, se llama Esther, espera a oírla cantar, no te pierdas su actuación, que su voz te va a impresionar”. A partir de ese momento, el socio así advertido disfrutaría siempre de la emoción de la jota transmitida por la voz brillante de esa chica.
La joven protagonista de esta anécdota real, Esther Villarroya, es hoy un auténtico icono de la jota femenina en el Puerto de Sagunto y, por supuesto, nuestra premiada de este año. Es… “Mujer de Jota”, y no necesariamente por pertenecer a la élite de la jota, o por su voz diamantina, o por la expectación que sus actuaciones despiertan, verdadero broche de oro de los recitales… ni siquiera por su proyección exterior plasmada en numerosos premios… es Mujer de Jota simplemente porque la jota se revela como una parte esencial e irrenunciable de su vida, y porque no deja de profundizar en ella y amarla.
Quizá, como ella misma dijo, la lleva en sus genes: Esther nace en el seno de una familia aragonesa afincada en el Puerto de Sagunto; sus abuelos paternos vivían la jota: ella tenía fama de buena cantadora y él rompía las alpargatas de puro bailar. Nuestra joven empezó su trayectoria bailando, con sólo cinco años; a los ocho se estrenó en la jota cantada, en la que hubiese querido entrar antes, no en vano en los descansos del baile se escabullía al cuarto de canto para, muy atenta, escuchar a los cantadores. Siempre esperaría los ensayos con emoción, una palabra que, justificadamente, vamos a ir repitiendo. Y desde el inicio, y hasta ahora, se mostraría esforzada, responsable y perfeccionista, por ello los nervios la hacen sufrir, pero tras la actuación la ansiedad se disipa, convertida en euforia y en una íntima satisfacción que quizá solo el artista siente. Resultado de su dedicación, ya en el primer año de canto subió al escenario y participó en las actuaciones exteriores; y cuatro años después lograba su primer trofeo en Aragón, que fue un tercer premio en categoría infantil.
De ahí hasta hoy se acumulan incontables vivencias en la jota: festivales y actuaciones, tantos que perdemos la cuenta; numerosos concursos individuales, saldados con premios: tres terceros y cuatro primeros como juvenil, y siete terceros, tres segundos y seis primeros en categoría de adultos. Y las rondas, esas ocasiones en las que el duende de las artes inspira a los cantadores. Esther las ha vivido como Dama del reinado de su gran amiga Rosana, como Real Moza del Cachirulo, como Reina de este Centro y, finalmente, como Reina de la Federación Valenciana de Casas Regionales. Más tarde, llegarán los eventos especiales propuestos por los profesores César y Vicente Rubio: homenajes, recitales de exhibición, los Premios Mujeres de Jota… así como la participación en el CD “La Jota es…”, y también la reanudación de la asistencia a concursos, ahora no sólo en solitario, sino especialmente en dúos con su compañero y gran amigo Javier Iserte, junto al que ha logrado cuatro primeros premios y cinco segundos.
De hito en hito, de año en año, Esther ha ido creciendo con la jota y dentro de la jota. Después de tantísimas actuaciones, concursos y del ejercicio de cargos de representación, conoce cada vez más profundamente el mundo de la jota y a sus integrantes más señalados. Ahora, Esther, que es una mujer con una vida profesional, y casada, reconoce hallarse en una fase que implica vivir la jota de una manera más adulta, en la que la ilusión y el entusiasmo de niña y adolescente quedan matizados o controlados por la madurez. Pero al mismo tiempo, siente que continúa embarcada en un proceso de aprendizaje continuo en relación con la jota, que, cuanto más conoce, más ama. Porque, según confiesa Esther, sus expectativas se cifran en seguir cantado, mejorando, conociendo y amando la jota.
Para una persona joven como Esther, 25 años con la jota, supone una parte importante de todo lo vivido, y suma experiencias que son en su gran mayoría positivas, sentimientos esencialmente buenos; es evidente, de lo contario haría tiempo que no seguiría en la jota. Para Esther la jota es… sobre todo, emoción pura y sentimiento compartido. Su trayectoria se compone de eso, de una larguísima sucesión de emociones: la indescriptible satisfacción, propia del artista, al sentir que el público disfruta y comparte el sentimiento que le transmite el intérprete; los momentos inolvidables de las presentaciones y de las rondas, pues como dice ella: “que tus compañeros te canten y bailen, es de las cosas más bonitas que hay en la jota”. Así mismo, en el recuerdo su boda y la jota también se funden: “el día de mi boda, cuando entré, vi a mi marido y escuché las jotas que estaban cantando mis amigos y compañeros… bueno, eso es algo que todavía me emociona hoy, y que sé que recordaré y que me emocionará toda mi vida”.
La jota es emoción y es… vida, amistad, cariño. Por ello, para finalizar esta presentación de nuestra nueva Mujer de Jota, qué mejor broche y justificación que estas palabras suyas: “la jota me ha dado y ha estado en grandes momentos de mi vida, que incluso algunos no han sido tan buenos… pero, sobre todo, me quedo con los grandes amigos que gracias a la jota tengo y con el amor que por ella siento”.
 
José Mª Prats Escriche

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